Pio sexto
Los Estados Pontificios fueron los territorios en la península
itálica bajo la autoridad temporal del papa, desde el año 751 hasta 1870. Ellos
se encontraban entre los principales estados de Italia desde más o menos el
siglo VIII hasta que la península italiana fue unificada en 1861 por el Reino de Cerdeña. En su máxima extensión,
cubrieron las regiones italianas modernas de Lacio, Las Marcas, Umbría y Emilia-Romaña. Estas participaciones se consideran una
manifestación del poder temporal del papa, a diferencia de su primado
eclesiástico. Después de 1861 los Estados Pontificios, reducido a Lacio, siguieron existiendo hasta 1870. Entre 1870 y 1929 el
papa no tenía territorio físico en absoluto, y el Vaticano estaba bajo
soberanía italiana. El líder fascista italiano Benito Mussolini finalmente resolvió la crisis entre la Italia
moderna y el Papado, cuando en 1929 fue fundada la Ciudad del Vaticano, a la que se adjudicaron
44 hectáreas de la ciudad de Roma en la zona de los Edificios Históricos
papales.
Cuando en 751 el rey lombardo Astolfo se apoderó de Rávena, finalizando así el exarcado de Rávena, el papa, como el dogo
de Venecia y duque de Nápoles, asumió el pleno poder de gobierno (dicio)
en el ducado de Roma (que pasaría a ser denominado como Patrimonio de san
Pedro) reconociendo al emperador bizantino como su soberano.1 Pero
como el ducado de Roma había sido parte del exarcado, fue reclamado por
Astolfo. A poco de llegar al solio, Esteban II negoció con Astolfo una tregua de cuarenta años,
pero Astolfo la rompió a los cuatro meses, y en junio de 752 reclamó
jurisdicción e impuestos emprendiendo la marcha a Roma. Ante esto, el papa
pidió auxilio al emperador Constantino V, pero este se limitó a
mandar una misiva a Astolfo para que restituyera los territorios imperiales de
los que se había adueñado, por lo que optó finalmente apelar al rey de los
francos, Pipino el Breve, emprendiendo viaje a
Francia. El rey de los francos envió dos emisarios al papa para escoltarlo. El
6 de enero del 754 Esteban II fue acogido obsequiosamente por
Pipino en Ponthión. Esteban volvió a suplicar al rey para que eliminara la
amenaza de los lombardos. El resultado de este encuentro fue el compromiso de
Pipino para otorgar los territorios conquistados por los lombardos al papa.
Las Estancias de Rafael (en italiano, Stanze di Raffaello) son cuatro habitaciones
o salas situadas en el segundo piso del Palacio Apostólico (Ciudad del Vaticano). Fueron decoradas con
frescos del pintor renacentista italiano Rafael y sus discípulos en el periodo entre 1508 y 1524. Se conoce el nombre de los
principales discípulos y colaboradores de Rafael, en esta y otras obras: Giulio Romano, Giovanni da Udine, Gianfrancesco Penni y Perin del Vaga. Junto a los frescos de la Capilla Sixtina, obra de Miguel Ángel, constituyen el ciclo de frescos que marcan el Alto Renacimiento en Roma.
En agosto de 1508 Donato d'Angelo Bramante llamó a su
paisano de Urbino, Rafael, para que realizara
trabajos de decoración en Roma. El papa Julio II situó sus dependencias privadas sobre lo que
habían sido las habitaciones del papa Borgia, Alejandro VI. Dichas salas estaban
decoradas con frescos de Pietro Perugino, de Sodoma y otros. Julio II ordenó que los
rasparan y encargó a Rafael que decorase las cuatro estancias. Se encuentran en
la tercera planta, sobre el lado meridional del patio del Belvedere.
Físicamente, el orden de las cuatro salas, desde el este hacia el oeste,
tal como un visitante entraría en el apartamento es: Sala de Constantino, Sala
de Heliodoro, Sala de la Signatura y Sala del Incendio del Borgo. No obstante,
otro es el orden cronológico en que se pintaron los frescos.
Después de la muerte del papa Julio II en 1513, con dos habitaciones ya
decoradas, el papa León X continuó el programa. A la muerte
de Rafael, en 1520, sus ayudantes Gianfrancesco Penni, Giulio Romano y Raffaellino del Colle acabaron el proyecto
con los frescos de la Sala de Constantino. El esquema de las obras es el
siguiente:
Estancia del Sello
Estancia de Heliodoro
Estancia del Incendio del Borgo
Estancia de Constantino
La liberación de san Pedro (en italiano, La liberazione di San Pietro) es un fresco del artista Rafael Sanzio y su ayudante Giulio Romano. Fue pintado en 1514.
Tiene una anchura en la base de 660 cm. Es uno de los frescos de la Sala de
Heliodoro (Stanza di Eliodoro), una de las habitaciones que hoy en día
son conocidas como las estancias de Rafael, ubicadas en el Vaticano y que forman parte de los Museos Vaticanos.
Está en una de las paredes de la estancia que tiene una ventana.
Representa la liberación de San Pedro de la cárcel de Agripa I el Grande (10 a. C.-44DC), al que el Nuevo Testamento llama Herodes, por un ángel, tal como está narrada en los Hechos de los Apóstoles, capítulo 12:7-10. Al mismo relato se
consagró la basílica de San Pietro in Vincoli, iglesia de la que
había sido cardenal titular el Papa Julio II. Fue en esa misma iglesia en la que el Papa dio las
gracias después de haber expulsado a los franceses de Italia (1512).
Se relata en tres escenas distintas: en el centro se ve al ángel despertar al santo y romper sus cadenas, mientras los
soldados no pueden hacer nada por evitarlo; a la derecha cómo escapan ambos
mientras los soldados están dormidos, y en la izquierda los soldados que se
despiertan para perseguirlos. San Pedro tiene las facciones del papa Julio II.
Con ello se pretende representar la milagrosa protección concedida por Dios a
la Iglesia amenazada la persona del pontífice.
Destaca de este fresco la luz: débil aquella de la luna y
resplandeciente la del ángel, que se suma a aquella natural que proviene de la
ventana (real) inferior.
Es un fresco del año 1514. Tiene una anchura en la base de 660 cm. Está en
la otra pared con ventana.
Representa la liberación de san Pedro de la cárcel por un ángel, tal como está narrada en los Hechos de los Apóstoles,
capítulo 12:7-10. Se relata en tres escenas distintas: en el centro se ve al ángel despertar al santo, a la derecha cómo escapan ambos y en
la izquierda los soldados que se despiertan para perseguirlos. Con ello se
pretende representar la milagrosa protección concedida por Dios a la Iglesia
amenazada la persona del pontífice.
Destaca de este fresco la luz: débil aquella de la luna y resplandeciente
la del ángel, que se suma a aquella natural que proviene de la ventana (real)
inferior.
A la muerte de Clemente XIV, fue convocado en Roma el cónclave celebrado desde el 5 de octubre de 1774 hasta el 15 de febrero de 1775, cuando Brashi resultó elegido papa.
Puesto que aún no era obispo, fue inmediatamente consagrado por
el cardenal Gianfrancesco Albani, decano del Colegio Cardenalicio con la
co-consagración del cardenal Enrique Benedicto Estuardo, duque de York, y del cardenal Carlo Rezzonico. Fue coronado papa por el
cardenal Alessandro Albani, protodiácono de Santa Maria in Via Lata.
La elección de su nombre (Pío VI) fue explicada por él mismo de la
siguiente manera:
Pío V es el último papa a quien la
Iglesia ha puesto en el número de los santos: yo quiero caminar sobre sus
pisadas para llegar a la felicidad que goza.
Su nombre completo de nacimiento era Angelo Onofrio Melchiorre Natale
Giovanni Antonio Braschi dei Bandi, abreviado como Giovanni Angelico
Braschi o también Giannangelo Braschi (forma española del nombre: Juan Ángel
Braschi). Pertenecía a una familia noble: era el primogénito de los ocho
hijos de Marco Aurelio Tommaso Braschi (1684-1759), segundo conde de Falcino, y de su esposa, la
condesa Anna Teresa Bandi (1690-1730). Fue sobrino y tío de cardenales.