jueves, 6 de febrero de 2025

  Federico Cantú

El Reloj de oro

Mexico siempre tan pintoresco!



Hace algunos días leyendo la antología de Luis Cardoza y Aragón me encontré con una nota que yo ya había olvidado referente a el robo de su reloj en “México” 

 

Esto me hizo recordar otros 2 relatos; uno de mi abuelo y el orto propio que 

ahora describo:


Cuando Artaud llega a Mexico en 1936 despues de pasar por Cuba, llega buscando a mi abuelo y las primeras semanas vive en el atelier de la colonia del valle. Curiosamente tanto Cantú , Artaud y Cardoza y Aragón  trataban de vivir un México como en el París de antes y después. 

Por las tardes acostumbraban visitar el café de París en la calle de Gante, que en esa época era refugio de bohemios, ahí recordaban tiempos memorables que pasaron juntos en Montparnasse en La Rotonde , Le Dôme y la Coupole.

 

Cuenta en la Antología Cardoza Y Aragón;

 

Más de una vez lo timaron, me contó del reloj que había sido de su abuelo mismo que unos hampones de Tepito negociaron por un poco de droga, al hacer el intercambio le fue imposible cerciorarse de la mercancía al problema

 Fue que no pudo en su momento revisar la mercancía y al probarla se encontró con bicarbonato, y sin mas los sujetos desaparecieron con la joya familiar.

 

 E indignado Antonin Artaud explicaba; En todas partes el hampa, los toxicómanos “tienen una ética” esto que me hicieron solo en México puede pasar.




El reloj de mi abuelo:

Como siempre lo he narrado: cuando éramos chamacos, solíamos visitar a mi abuelo junto con Paco.

Llegábamos y nos acercábamos al restirador que convertía en mesa múltiple ; Una taza de café, unos buriles – que le había vendido Tamiji Kitagawa – alguna placa de grabado  y  simpre del lado izquierdo un par de relojes de faltriquera  con una leontinade oro simpre impecablemente limpia , si bien este tipo de relojes aparecieron en el siglo XVI , los de él lucían como los del siglo XIX.

 

Recuerdo que siempre había uno que era el preferido mi abuelo - me decía mira que te parece - y me permitía voltearlo y abrirle una pequeña tapa – grabada con su monograma- que funcionaba a manera de ostra. Este reloj  sobrevivió las tertulias de Paris, el viaje a Mónaco, tres viajes en trasatlántico, sus vivencias en California asi como su larga estancia en Nueva York y aun en 1981 lo recuerdo o en su bolsa o en el restirador.

Mi abuelo se empezó a deteriorar físicamente en 1985 y para enero de 1989 murió.

 

A su muerte y como albacea de la sucesión testamentaria, me di a la tarea de inventariar y registra en el jusgado lo referente a los dos ateliers - y este reloj, las placas de oro estaban desaparecidas al igual que la totalidad de su dinero!

 

Evidentemente durante los últimos años de su vida, Federico Cantú se dio cuneta del saqueo de su legado y estoy seguro que sintió la falta de tan preciado objeto.

Cartier Tank

 

Si bien, tanto Artaud como mi abuelo preferían el reloj de bolsillo, simpre he disfrutado traer uno de pulsera, asi es que cuando de chamaco decidí mudarme a Paris, prepare una mochila de camp con lo necesario y decidí que mi Cartier Tank me acompañaría en la travesía! primeramente recorriendo todo Estados Unidos en dirección a Washington DC para comprar una buena guitarra y de ahí a Nueva York para cruzar el Atlántico y llegar a Inglaterra, de ahí al norte de Francia y posteriormente a Paris para despues instalarme en los limites de Camargue para vivir holgadamente de la gastronomía y el buen vino. En todos estos trayectos no falto el dormir en alguna estación de tren o en el campo o en la playa y aun así mi Cartier seguía midiendo el tiempo. Despues de un regreso a la Loire y Paris , me vi en la necesidad de conocer África - Pero para llegar había que atravesar Francia y España , toda una travesía un Fiat que además de trasportarme su cajuela servía de caja fuerte!

Después de cruzar el estrecho de Gibraltar esta un pequeño poblado de nombre Martil ( y ahí a disfrutar de una magnifica casa del mediterráneo que gentilmente nos presto uno de los directivos del Museo del Prado  ) ahí empezó a peligrar el traer un Cartier tanto en el pueblo como al recorrer todo Marruecos, que si bien es preciosos, tambien es peligroso – fue en Fez donde al entrar a una tienda me rodearon un grupo de vendedores que primero amablemente me pidieron revisar mi Cartier y despues de una discusión para no devolverlo, les compre una infinidad de chucheríasy por fin pude recuperar mi Tank.

Mucho tiempo despues al regresar a Mexico, un dia fui de visita a casa de mis padres y para no mojar el extensible me quite el reloj, apenas un rato paso para darme cuenta de la falta y para mi sorpresa el reloj ya no estaba!  mi sentimiento fue indescriptible. 

Hoy en día nos acompañan  a Malena y a mi nuestros respectivos relojes Santos de Cartier, yo ya no me lo quieto para lavarme las manos, solo para dormir.





Los relojes son prendas muy interesantes las cuales nos acompañan y nos ayudan a medir el tiempo, en si son testigos de nuestras vidas y sin duda nos ayudan al recrear este tipo de nostalgias.

 

 

A mi abuelo querido en su XXXVI Aniversario Luctuoso

 

Bo

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